Innovación dirigida hacia retos (o por misiones)
Una metodología de innovación fundamentada en hacer de la complejidad y la incertidumbre los motores de transformación y la base para una sostenibilidad eficaz

QUÉ ES LA INNOVACIÓN DIRIGIDA HACIA RETOS Y POR QUÉ ES LA INNOVACIÓN QUE VIENE

Un reto se podría definir como un obstáculo difícil de superar, siempre en relación a un grupo de personas (una organización, una sociedad…) que ha cambiado de posición en la balanza del equilibrio, y un entorno que ha cambiado, cuyo mapa se ha transformado.

Una misión, por otro lado, la podemos definir como el enunciado de qué y cómo superar dicho reto.

La innovación dirigida hacia retos (Challenge-driven innovation), que incluye marcos teóricos y de trabajo como la Innovación Orientada por Misiones (Mission-oriented Innovation) son nuevas formas de entender la innovación y las posibilidades sociales y económicas que se han ido desarrollando en las últimas décadas en lugares como el norte de Europa, Asia, o la Comisión Europea.

Este tipo de innovación no se basa en una metodología cerrada y secuencial, sino que opera con inteligencia sistémica y visión estratégica de medio y largo plazo. No existe por tanto una única fórmula, sino que obliga a desarrollar planes y combinar métodos en función también del punto de partida y los recursos disponibles.

Es útil especialmente para retos y problemas complejos que necesitan de conocimientos y know-how transdisciplinar, de la coordinación de distintos agentes (públicos, privados, civiles y más) con intereses diferentes, y desean acelerar y asegurar la transformación hacia la resolución de esos retos.

Debido a que los contextos de muchas ciudades, así como de distintos sectores están transformándose ya no solo por nuevas y no tan nuevas tecnologías “disruptivas”, sino a cambios en el medio ambiente y la disponibilidad de recursos y energía acelerados, muchos cambios regulatorios, transformaciones sociales que se hacen más visibles y exigen otros modos de operar, los viejos modelos y ortodoxias se vuelven obsoletos, a la vez que las apuestas y exigencias se vuelven altas

Ya hemos trabajado con...

Cómo lo hacemos

Consideramos que los paradigmas del crecimiento están cambiando, y para redirigirnos en los nuevos contextos, los cuáles se presentan como bastante desconocidos, sin manuales o una abundancia de viejas prácticas que nos apunten una buena dirección, los propios retos, bien enmarcados y enfocados con una misión para superarlos, nos dan el mejor enfoque.

Además, los retos que aparecen en relación a nosotros y los cambios en el entorno son el indicador de que es un momento importante para innovar y adaptar las formas de operar.

Ofrecemos un enfoque especializado de innovación para estas situaciones. Nuestro servicio de innovación dirigida por retos tiene diferentes modalidades adaptadas a diferentes tipos de organizaciones (tanto del sector privado, como del público), escalas y tipos de reto, con el fin de acompañar y dotar de conocimiento para la buena resolución en el corto, medio y largo plazo.

Este servicio puede incluir:

  • Descubrimiento y diagnóstico ágil, aportación de “certezas” e información relevante para comenzar a tomar decisiones
  • Mapeo y análisis del reto, agentes implicados y sistemas
  • Talleres de trabajo e innovación. Desde la creación de sentido reto-agentes, hasta la ideación de una arquitectura de soluciones. Formatos con cliente impulsor, y formatos de diseño participativo con diferentes agentes
  • Diseño de plataformas (no digital, sino de toma de decisiones y modelos de financiación) de alianzas entre distintos agentes a invitar
  • Apoyo en la implementación a corto y medio plazo (varios años si es preciso)
 
 A lo largo del proceso aseguramos una comunicación y cooperación constante con el impulsor o cliente para asegurarnos de la buena resolución de cada fase

Para qué sirve

Sabemos que es un enfoque radical y diferente, todavía novedoso, por lo que puede parecer abstracto. No se parece necesariamente a otros procesos más enfocados a resolver retos de negocio, en comparación, más simples, como el Design Thinking.
 
Está enfocado para resolver y aprender de problemas o retos complejos y desarrollar además un equipo promotor que asegure el desarrollo de los objetivos a medio largo plazo. Son retos que no se pueden resolver en pocas semanas o meses.
 
Por ejemplo, suelen ser retos relacionados con la sostenibilidad, el cambio climático, los cambios en la composición social de una ciudad (p.e. gentrificación, desigualdades sociales…), o un cambio estructural en varios sectores económicos (energía, materias primas…).
 
Tiene múltiples potenciales además de aspirar a solucionar un reto complejo:
  • Tener conversaciones sobre qué escenarios deseables son viables y aspirables, buscando la compatibilidad de estos conceptos
  • Tener una ocasión con propósito para crear un tejido, o incluso ecosistema, con otros agentes, más allá de paradigmas tradicionales como la competición
  • Redistribuir el riesgo, y optimizar el conocimiento distribuido, e incluso crear nuevo conocimiento (teórico y práctico)
  • Desarrollar teorías o planes de transición realistas
  • Reducir la sensación como organizaciones de que ciertos retos solo se pueden actuar a pinceladas demasiado pequeñas, aumentar la visión y conocimiento de cómo optimizar el impacto positivo
 
Para nosotros es importante incidir en que aseguramos siempre un enfoque crítico, fundamentado en los enfoques de ciencias sociales y economía actuales, y que apostamos por valores de impacto positivo en la sociedad y de regeneración ecológica y económica.

Punto de partida

Cada caso ofrece un punto de partida y diagnóstico muy diferente, por lo que el punto de partida, y las primeras pistas del reto a perseguir nos permiten delinear un plan metodológico adecuado.

Además, la escala es muy importante: lo que funcione a escala de un cluster o agrupación empresarial, no necesariamente funcionará en la escala de una ciudad (donde participan muchos más agentes), ni necesariamente funcionará en la escala regional o incluso nacional. Por ello, más que desplegar a volumen las acciones, seleccionamos según cada caso el tipo de métodos y técnicas necesarios, de manera que también actuamos de manera más eficiente y con mucha más visión estratégica.

Para entender cómo lo hacemos, es necesario entender algunos fundamentos:

Definición del reto

El reto siempre es en relación al sujeto (la organización, el territorio) y el escenario ideal que desea alcanzar. Para otros agentes, tal vez ese reto no existe. No es solo una cuestión de visión del mundo, sino de posiciones.

Hay retos con distintas escalas y dimensiones, así como distintos grados de conocimiento para solucionarlo.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible parten de una definición de retos universales, como la emergencia climática, o las desigualdades sociales. Pero en la escala local, el grado de esos retos, y la interrelación con diferentes agentes y elementos del entorno esos retos tienen una dimensión distinta.

Por estas y más razones, huiremos de asunciones y generalizaciones, y definiremos a escala y medida de la organización el reto, así como su “Estrella Polar” o Escenario Deseable y Viable, que puede sintetizarse en forma de Misión.

Cuanto más complejo o difícil sea el reto, más tiempo, recursos y colaboración será necesaria.

Pensamiento sistémico

Es un enfoque fundamentado tanto en que ningún agente ni actor es una entidad aislada en sí misma, sino que tiene dependencias y afecta a su entorno y con quiénes tiene relación. También es un enfoque que se puede realizar desde herramientas de Ciencias de los Sistemas Complejos y Diseño Sistémico y Diseño Estratégico.

Stakeholders o Agentes interesados

Muchos de los retos a los que muy diferentes sectores hacen frente, hoy en día, tienen un origen sistémico o guardan una complejidad e incertidumbres importantes. En estos retos suelen tener algún papel, como afectados, interesados en que se solucionen, o como “catalizadores” o “bloqueadores” diferentes tipos de actores, como por ejemplo el sector público (local y transregional), distintas empresas, usuarias, clientes…

Este tipo de innovación tiene mucha tendencia a valorar la necesidad no solo de hacerles partícipes en la recopilación de información o en la ideación de posibles soluciones, sino incluso de fomentar consorcios y alianzas, similares a clusters o a asociaciones, para construir una arquitectura de soluciones y experimentos.

Cartera o portfolio de proyectos

“Vayamos por partes” es un enfoque apropiado para este modelo. Dado que los retos a los que ataca esta orientación de innovación son complejos, implica que tiene diferentes frentes, agentes y sistemas implicados. Por ello, para optimizar su resolución no solo en el corto sino también en el largo plazo, es preciso diseñar una arquitectura de soluciones y experimentos, en forma de proyectos ágiles, de diferentes tipos, con una visión de conjunto y un trabajo coordinado entre los equipos implicados

Gobernanza y financiación

La gobernanza, concepto relacionado con “gobierno”, es una dimensión importante a ser trabajada, especialmente cuando es necesario hacer partícipes a diferentes tipos de actores. ¿Cómo se toman las decisiones? ¿Quién y por qué las toma? ¿Bajo qué fórmulas -no solo jurídicas- y qué procesos se hace posible?

La financiación es otro aspecto crucial para hacer viable cualquier proyecto. Puede tener múltiples fuentes, e incluso ser inversores los agentes que conformen un consorcio o alianza. Para ello es necesario desarrollar una estructura de soporte y confianza financiera, que puede tomar muy diferentes formas; desde el crowdfunding, pasando por financiación pública orientada a retos, hasta modelos cercanos a la inversión “estilo startup”

Efecto diversificador de nuevas posibilidades

Se parte de un reto que no necesariamente tiene un gran volumen de negocio en torno a éste, es decir, no presenta atractivo económico, bajo los paradigmas contemporáneos.

Se parten de retos sociales y humanos acuciantes en la mayoría de ocasiones.

Esta orientación de innovación tiene varios objetivos y resultados:

  • trabajar con visión de largo plazo para mitigar o solventar retos sistémicos que, en caso contrario, crecen en desarrollar problemas adyacentes e imprevistos
  • generar nuevo conocimiento técnico solventando retos que parecen imposibles
  • distribuir y reducir el riesgo de innovación y aumentar las probabilidades de éxito en mitigar el reto
  • al orientar la innovación y la cooperación hacia nuevos horizontes, se potencia el desarrollo de nuevos campos de exploración, desarrollar partes de soluciones que pueden devenir en “piezas” para otros tipos de innovaciones, incrementar el espacio de “posibles adyacentes” o nuevos mercados (poco atractivos en el corto plazo, pero incrementando nuevos espacios de exploración)…